En otras palabras, este ingrediente económico está clasificado oficialmente como “no apto para el consumo humano”, aunque es legal para su uso en alimentos comerciales para perros.
Por ejemplo, lo que sobra al procesar maíz, soja, avena, arroz, algodón, maní, cerveza, entre otros, se muele y se integra como “cereal” en la comida de tu perro.
Sin embargo, el que no se especifique por parte del alimento, cuales son los cereales incluidos, indica que posiblemente el alimento, puede contener azúcar. Esto baja considerablemente la calificación del producto.
Para más información puedes consultar nuestro artículo: “La cruda realidad del maíz en las croquetas para perro”